jueves, 19 de junio de 2008

Noche Sublime

Sublime: adjetivo. Excelso, eminente, de elevación extraordinaria. U. m. en sent. fig. apl. a cosas morales o intelectuales. Se dice especialmente de las concepciones mentales y de las producciones literarias y artísticas o de lo que en ellas tiene por caracteres distintivos grandeza y sencillez admirables. Se aplica también a las personas. Orador, escritor, pintor sublime.
Si van a cierto expendio de licor, encontrarán que “Sublime” es también una marca de tequila. Y puts, menudo tequila, ese. Siempre he pensado que las malas marcas son las que sacan cada nombrecito, digo, desde que vi la botella pensé, n´ombre, éste tequila ha de estar matón, de esos que dejan ciego y con una cruda espantosa, y luego vi el precio ¡setenta pesos, nomás!, de a litro la botella. No, infame.
TOMA 1:
Un joven va caminando por la Alameda con su chica, ya es noche, alrededor de las 10:20 y de pronto escucha un cling, cling, cling. No, no es un duelo de espadas. Voltea a la acera y ve a un cuate vestido como sacado de un concierto de Jimmy Hendrix, cargando un cartón de cervezas y corriendo a toda velocidad. “Qué rara es la gente”, pensó.
TOMA 2:
El Malamen maneja el intrépido y veloz K con una única misión: comprar cervezas antes de que expida el tiempo permitido por la ridícula ley de alcoholes de Saltillo. Como copiloto va el Ñerix, y como pasajero va el Hendrix. Frente al Oxxo hay un gran camión que impide que se estacione. Aquí me bajo, gritó Ñerix, y salió hecho un rayo para alcanzar a que le vendieran un cartón de chelas. Me estaciono unas cuadras adelante, dijo el Malamen, pero Ñerix pareció no escuchar, ya estaba entrando al Oxxo.
El Malamen se detiene tres cocheras más adelante y de pronto se escucha un “toc, cling, toc, cling” Cuando voltean a ver de qué se trataba, pasa zumbando a un lado del coche el Ñerix, cargando el cartón y corriendo a toda velocidad. Creo que ya no le vendieron cerveza, dijo el Malamen. ¿Y a dónde va?, preguntó Hendrix. Ps al otro Oxxo, supongo, igual y ahí sí le venden.
TOMA 3:
Ñerix entra a un Oxxo, trae cargado un cartón de cervezas y viste de forma muy extraña. El que atiende advierte sus intenciones por la cara que trae el Ñerix y le dice que ahí no venden cervezas. ¡Pero si todavía no son diez-veinte! No, es por la escuela, no podemos vender cerveza porque estamos frente a una escuela, ve al otro Oxxo, igual y si llegas, dijo el que atendía echando una mirada a su reloj.
Ñerix salió echó la fregada, cargando el cartón de cervezas y corrió sin reparar en el cansancio o en los obstáculos que se le presentaban. Casi lo atropella un coche que iba saliendo de estacionarse.
Por fortuna para todos, lograron comprar las chelas.
FIN
El Dexter anduvo paleteando toda la noche ya que pensaba que el “Sublime” no le iba a bastar para ponerse mal, pero fue el que acabó peor. Yo admito que me acobardé con el Sublime. Cuando vi que no había con qué mezclarlo y que le estaban dando Lalo y Dexter directo de la botella, yo me eché patrás.
El plan original era ir a la fiesta del Hendrix para festejar su victoria en las urnas para Consejero Político Municipal, tomar chelas y luego ir a una fiesta setentera. Compramos el Sublime y una Sangrita para la fiesta setentera y habíamos quedado en pasar a un “Oxxo” o a un “Seven” para comprar una fresca, pero entre que la cantada en el coche, la perdida que nos dimos y las chelas que ya no tenían bien refrescados, no pasamos por la “fresca”.
A Lalo y a Dexter no les importó y tomaron directo de la botella, pero yo me eché patrás, como ya mencioné. De por sí ya andaba de vivaracho lengua suelta y sin atinar los dedos cuando tocaba la guitarra, no quería ponerme peor y convertirme en el típico malacopa que si bien lo fui y soy algunas veces, pretendo mantenerlo a raya.
El Dexter, como era evidente por su forma salvaje de beber, acabó muerto, vomitando y revolcándose en su vómito. El Malamen perdió sus discos, Lalo no dio mucho de qué hablar excepto por su atuendo setentero (Lalo y yo eramos los únicos disfrazados de los setentas) Así que, ya saben, cuando vean licor barato, con nombre de algo muy bueno, digno o que aparente supuesta supremacía; allá ustedes.

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