Martes 13 de mayo del 2008
Ayer fue el primer día en que manejé la moto mientras llovía. Cabe resaltar, no era una lluvia cualquiera. No llovía a cántaros, era bastante refrescante, supongo, de no ser porque yo iba en movimiento y sentía que la lluvia jugaba a hacérmela difícil. El viento estaba vuelto loco. El cielo en verdad se había alborotado, estaba haciendo berrinche o estaba muy emocionado. En la mañana de hoy me enteré que en China hubo un temblor que acabó con la vida de muchas personas... horrible el temblor, así que no puedo quejarme por un viento. Aunque también, vi en las noticias que el viento había tirado varios árboles, anuncios panorámicos y la fregada... Yo no me enfrentaba a cualquier vientecillo.
Cuando salimos del edificio de la escuela era un espectáculo maravilloso. El viento soplaba tan fuerte que no dejaba que las gotas cayeran enteras al suelo, primero las desvanecía en miles de partículas de agua que era soplada de un lado a otro, como si la zarandeara. Se podía ver, si uno prestaba la suficiente atención, que una vez tocado el suelo, las gotas suelen hacer una especie de chapoteo, pues éste chapoteo, como era más ligero aún que las gotas a las que el viento ya de por sí manejaba a su antojo, el chapoteo se convertía en un rocío feroz que parecía ir planeando a una altura muy baja, no sobrepasaba la rodilla de uno. Era verdaderamente encantador el efecto que producía.
Claro que no todo puede ser maravilloso y encantador. Yo todavía tenía que regresar a la casa en moto. En el momento en que me tomé asiento, sentí como mis nalgas se mojaron. Arranqué. No parecía que sería tan difícil. Pero lo es, en verdad que sí.
Asfalto mojado, casco lleno de gotas (los cascos no tienen limpia-parabrisas), así que no veía ni madres; la moto es ligera y el viento era poderoso, así que literalmente me movía. Con todos estos factores, yo sentía que las llantas iban patinando ligeramente, como si se desvanecieran y yo estuviera flotando, claro que no era así, no estaba flotando, las llantas se sentían muy ligeras, como si no agarraran suelo. Si no derrapé ni una sola vez fue porque no rebasé los 35 kilómetros por hora en todo mi viaje. Me tardé más, y me mojé bastante, pero no derrapé, ni resbalé siquiera más de lo debido.
Algo de lo que más me temía eran los coches contiguos, cuyos conductores parecen olvidar el clima exterior, pues claro, si dentro de esos caparazones pueden prender el radio y olvidarse de lo que ocurre afuera. Los coches pasaban bastante rápido a lado mío, o tal vez era mi paranoia. Lo que me tenía con el culo en la mano era el hecho de que algún inconsciente me viera demasiado tarde como para pisar el freno y se resbalara para acabar impactándose conmigo. Afortunadamente nada de eso sucedió, todo ocurría dentro de mi cabeza que analizaba las peores de las situaciones.
Llegué a mi casa esperando que hoy amaneciera seco y sin lluvia, así fue.
P.D: Hoy es el guacarock de Paco Barrientos, el “Mastuerzo” y tengo todas las intenciones de ir. Desgraciadamente tengo que presentar un proyecto de francés. Estoy en un dilema... ¿apostaré por el rocanrol? Por lo pronto la balanza se inclina a un sí, pero entre más pasa el tiempo, mi maldita conciencia de ñoño me dice que atienda a mis responsabilidades... si tan sólo mi conciencia fuera Joaquín Sabina... Veremos qué pasa.
P.D.2: ¡Ingas pilingas! Acabo de caer en cuenta que hoy es martes 13, de mal agüero. Chale mis escepticismos me corroen.
Cuando salimos del edificio de la escuela era un espectáculo maravilloso. El viento soplaba tan fuerte que no dejaba que las gotas cayeran enteras al suelo, primero las desvanecía en miles de partículas de agua que era soplada de un lado a otro, como si la zarandeara. Se podía ver, si uno prestaba la suficiente atención, que una vez tocado el suelo, las gotas suelen hacer una especie de chapoteo, pues éste chapoteo, como era más ligero aún que las gotas a las que el viento ya de por sí manejaba a su antojo, el chapoteo se convertía en un rocío feroz que parecía ir planeando a una altura muy baja, no sobrepasaba la rodilla de uno. Era verdaderamente encantador el efecto que producía.
Claro que no todo puede ser maravilloso y encantador. Yo todavía tenía que regresar a la casa en moto. En el momento en que me tomé asiento, sentí como mis nalgas se mojaron. Arranqué. No parecía que sería tan difícil. Pero lo es, en verdad que sí.
Asfalto mojado, casco lleno de gotas (los cascos no tienen limpia-parabrisas), así que no veía ni madres; la moto es ligera y el viento era poderoso, así que literalmente me movía. Con todos estos factores, yo sentía que las llantas iban patinando ligeramente, como si se desvanecieran y yo estuviera flotando, claro que no era así, no estaba flotando, las llantas se sentían muy ligeras, como si no agarraran suelo. Si no derrapé ni una sola vez fue porque no rebasé los 35 kilómetros por hora en todo mi viaje. Me tardé más, y me mojé bastante, pero no derrapé, ni resbalé siquiera más de lo debido.
Algo de lo que más me temía eran los coches contiguos, cuyos conductores parecen olvidar el clima exterior, pues claro, si dentro de esos caparazones pueden prender el radio y olvidarse de lo que ocurre afuera. Los coches pasaban bastante rápido a lado mío, o tal vez era mi paranoia. Lo que me tenía con el culo en la mano era el hecho de que algún inconsciente me viera demasiado tarde como para pisar el freno y se resbalara para acabar impactándose conmigo. Afortunadamente nada de eso sucedió, todo ocurría dentro de mi cabeza que analizaba las peores de las situaciones.
Llegué a mi casa esperando que hoy amaneciera seco y sin lluvia, así fue.
P.D: Hoy es el guacarock de Paco Barrientos, el “Mastuerzo” y tengo todas las intenciones de ir. Desgraciadamente tengo que presentar un proyecto de francés. Estoy en un dilema... ¿apostaré por el rocanrol? Por lo pronto la balanza se inclina a un sí, pero entre más pasa el tiempo, mi maldita conciencia de ñoño me dice que atienda a mis responsabilidades... si tan sólo mi conciencia fuera Joaquín Sabina... Veremos qué pasa.
P.D.2: ¡Ingas pilingas! Acabo de caer en cuenta que hoy es martes 13, de mal agüero. Chale mis escepticismos me corroen.
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