En la primera línea de fuego
la tierra no se colma de sangre,
las suelas bien teñidas de rojo
echan raíces con cada paso.
En la primera línea de fuego
la tierra no se ablanda, es tan dura
como duro fue este corazón
para no llorar al despedirme.
Antes de la última marcha a carga,
antes de valerme como bestia,
antes de ser cazador y presa;
tus ojos parpadearon sonatas.
Antes fusilado y dado por muerto
que muerto por olvido enfundado.
Mirada tras cascada de amatista.
Tu sonrisa, un son en la marimba.
Mi pecho aprieta morada historia
de amor, de muerte, de libertad,
... nunca hubo lugar para la gloria.
Escribe y sella tus cartas con besos.
Mándalas aunque no llegue a leerlas.
Que se quemen, junto a todos los cuerpos,
junto a todos los cuerpos que cayeron
en la primera línea de fuego.
jueves, 29 de enero de 2009
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