jueves, 7 de agosto de 2008

Por qué detesto a Jim Morrison

Es increíblemente extraño que yo escriba acerca de Jim Morrison, por eso no lo haré (jajaja, qué estúpidamente gracioso). Es extrañísimo (o bueno, sería extrañísimo, porque no se dará el caso, no en esta ocasión, al menos) porque tengo cierta repulsión por la figura de Jim Morrison. Él está en la lista de esas personas que detesto. Nótese, esa lista no tiene cabida para razones ni explicaciones, es más como un sentir.
Bueno, hablaré de por qué detesto a Jim Morrison. Puede que sea cierta envidia, sí, lo admito, la envidia forma parte del proceso de detestación (¿acaso existe esa palabra?). Es una envidia por dos razones: Uno. La más importante a mi parecer, aunque puede que me esté engañando a mí mismo por más que trate de ser honesto (puede que por más que trato de ser honesto, más me engaño a mí mismo, ya que mi honestidad puede derivar en mi falta de querer ser honesto y simplemente serlo... bueno, vale madre, ese no es el punto), pero considero que es la más importante. Le envidio el intelecto que tenía, anticipado a ciertos tiempos, podía leer los mensajes ocultos, era una persona sin duda muy inteligente, inteligentísimo, según veo, leo y escucho. Y bien, dos: le envidio la fama de inmortal rocanrolero adorado por hombres y mujeres, en especial, la forma en que lo adoran las mujeres, me pone de malas, simple y sencillamente de malas. A veces río irónicamente o me oculto tras la cortina de la indiferencia.
Pero bueno, la envidia que le tengo a la figura de Morisson no es la razón principal por la que lo detesto. Lo detesto por el abuso de las drogas, que lo llevó a su fin. Digo, para empezar, me cae de muy mal peso el hecho de que alguien tan inteligente, con tanta capacidad para crear y que podría enseñarle tanto a la gente y a una juventud muy disparatada que parecía y parece a veces no encontrar su lugar, me molesta tanto que haya abusado del consumo de drogas, que acabó por morir muy joven, con tanto camino por delante. Lo sé, lo sé, igual y ese era todo el camino que tenía, igual y lo que hizo fue exactamente lo que tenía qué hacer y para él no había más camino, eso pueden pensar algunos, pero yo soy del pensar que dejó muchas cosas por hacer, y eso no me late, para nada.
Duro y dale con las drogas. Ahí les va. A mí me gustaría, desde luego, ser una persona de gran intelecto, con capacidad para leer mensajes ocultos, para prever escenarios, para reconocer la corteza del entorno y no solamente rascar la superficie, y bueno, viendo entrevistas y leyendo artículos y platicando con gente uno va entendiendo que el Morrison era una de estas personas. Pues, yo estoy en contra de las drogas químicas, en contra totalmente, negativa radical, incluso puede que me perturbe y moleste bastante si alguien me ofrece o me ven cara de yunkie. ¿A qué quiero llegar? Bueno, el Morrison era uno de esos “rockers” (detesto esa denominación, sin embargo la uso porque existe y se sobreentiende) insatisfechos que le ponía y le ponía y le ponía hasta morir, ora si que “hasta que el cuerpo aguante”.
Uno llega a pensar: ¿tendrá algo qué ver el consumo de drogas con el intelecto que tuvo? Y uno mismo se contesta: puede que no ya que yunkies hay miles y por más que consuman lo que consumía Morrison nunca van a llegar ni a rascarle al intelecto que tuvo. Pero bien, tengo otra picazón que me molesta sobremanera. Si el güey era tan inteligente y tan superior, ¿por qué consumía las drogas? ¿Por qué ese afán de apendejarse o iluminarse o... vayan ustedes a saber por qué se metía lo que se metía. ¿Por qué hacerlo? ¿Era necesario? ¿Era preciso? ¿Era un lujo? ¿Un pasatiempo? ¿Un capricho?
Bueno, tons va la envidia y el uso de las drogas. De hecho, el uso de las drogas es lo que rodea todo. Porque otra razón de gran, gran peso, es que el Morrison es un ídolo de la juventud, un ícono, y como sabemos, hay mucha juventud que no conoce su rumbo, juventud perdida, que se pone figuras a seguir y las sigue, y por andar en la onda de “admiro a tal y cual y para verme superchingón como ellos voy a vestir, hablar, y hacer lo que hacían”. Y chingas... viene el ranazo, caída de espaldas, de esas que sacan el aire de los pulmones. Duele y no permite que uno se mueva. Y bueno, uno no puede competir contra eso, yo no he grabado ningún disco, su gran intelecto de seguro haría papilla al mío, no soy ninguna leyenda, no soy famoso y no estoy tan guapo como él (cuando me dijeron esa última razón comprendí que no tengo nada, absolutamente nada qué hacer contra el Morrison, definitivamente ser menos guapo me hace menos persona...). Claro que no todos son así ni piensan que deberían de ser igual a las personas a las que admiran.
Otro punto, no me late la onda es que Morrison sea como que el ícono absoluto de The Doors. Sé que los centros de atención y figuras de la mayoría de los grupos son los vocalistas de los mismos, pero en este caso, considero que se exagera.
Eso sería todo, lo que queda por decir es que ya no lo detesto, tanto.

1 comentario:

SERVICIO FORD dijo...

jajajaja quiza no seas tan guapo como el morrison ni tan famoso pero creeme el ñerix tiene fans me incluyo. y quiza sea porque eres eso que todos queremos ser "bonachon y despreocupado" eres la onda jajajaja
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bueno en cuanto a las drogas. pienso que si las consumia es porque complementaba una parte de el. llenaba el vacio que alguien o algo dejo vacio. o quiza fue el escape hacia el inexplorado mundo de las drigas que todos los jovennes quieren entrar tratando de resolver un enigma y que desafortunadamente o afortunadamante se pierden en el.
desconosco si el morrison el morrison era tan feliz o infeliz con su vida, se que tenia fans muchos fans. pero que era el realmente. todas las personas que se crean un idolo o buscan un icono es porque buescan complementar una parte de ellos y que esa persona o ese idolo lo tiene quiza no siendo completamente cierto pero esta presente.