Yo sí quería ir a clases, en verdad, ni siquiera tenía la idea en general de faltar. Habíamos salido mucho tiempo antes, teníamos tiempo de sobra. Una hora y media para dar la vuelta y por una ciudad inundada por tanta lluvia, aunándole el pobrísimo esfuerzo de los elementos municipales y estatales por luchar contra semejante fenómeno natural mediante un patético sistema pluvial... No manches, qué coraje me da.
Pero hoy no ando para corajes, ando de muy buen humor. Bien prendidísimo, me cae. Ahorita, cualquier chica de buen ver que pase frente a mi, me la como con los ojos, y que ni abra la boca porque así como pudiera salir una bella rima que ensalte tal belleza, también pudiera salir un vil piropo que provoque ñáñaras en lugar de ganas en la chica.
Sí, este es de esos días, y se lo debo, primordialmente, a la tarde de ayer. Les digo que yo no quería faltar a clases, pero ps... de cuándo a acá la vida predispone de lo que yo quiero o planeo, dejo de planear o ni me imagino? ¡Nunca! Así fue.
Todo iba bien, teníamos una hora y media para volver a clases y regresar la moto. Creo que tomé una cerveza, a la segunda dije que no porque tenía que regresar a la escuela a clase. Luego cambié, tengo que regresar a la escuela, pero no a clase, nomas por la moto, lo que nos daba más tiempo.
Llovía, aun lo recuerdo. No a cántaros, pero era de esas lluvias que parece nunca va a terminar, que te moja porque te moja, y como llevaba ya todo un día lloviendo, las calles estaban por completo inundadas. Salimos del centro cultural Borrachines Literatos rumbo a la escuela, ahí recogí la moto. No andaba en tan mal estado, pero cuando me preguntaban si podía manejar y yo contestaba que sí, las voces tomaban otra opinión. Decían que no estaba tan mal como para caerme, pero dadas las circunstancias climáticas, la cosa podía no girar a mi favor. Total que me subí a la moto, me mojé mis nachas, arranqué y empezó el viaje.
Me sentía pirata, flotando en una batalla naval. Ruidos por todos lados, la corriente me arrastraba, los coches que pasaban por todos lados eran como barcos petroleros y yo un diminuto kayak para una sola persona. Fue horrible. Iba a veinte por hora, apretando mis manos para no soltar el manublio, aunque llevaba guantes, casco y esas prendas de ropa para... impermeable, eso. A pesar de traer todo eso encima, la cosa no pintaba nada bien. Fue horrible, pero divertido, entretenido a final de cuentas, ya que volteamos atrás y vemos que no pasó nada grave, nada malo.
Hoy presento mi proyecto de tesis. Malditos arquitectos, sólo porque soy muy bueno en esta onda es que logré sacar adelante mi proyecto, algo tiene que ver mi habilidad en los números para haber decidido quedarme en compañía con ese “grosero” que salió y acabó por trastornar la noche. Hipnotizarnos hasta, al menos a mi, este punto del día siguiente.
Estoy sentado, afuera del salón de... no sé cómo se llama y no me importa saber. Espero a que me pasen los arquitectos. Esos condenados hijos de la chingada que van a criticar mi proyecto y hacerme sentir como un imbécil que no sabe nada de lo que hace. Me van a cuestionar de todo, me van a atacar, y los culeros hasta me obligaron a prepararles bocadillos mientras me están juzgando. Un compañero acaba de salir junto con sus sinodales. Se le ve contento, aliviado, más que contento. Está tan cansado el güey que no puede ni sonreír.
Yo también estoy cansado, y algo crudo. Mis sinodales no llegan hasta dentro de media hora. Ni saben la que les espera. Les preparé unos pastelitos bien coquetos, y cargados. Ya los voy a ver con sus párpados caídos, ojos rojos, sonrisas intachables. De seguro más de uno va a saber qué onda, igual y todos van a saber qué onda. Mas les vale no tomarlo como una burla, ni broma es. Pero esos canijos se van a reír, se van a acordar de mi entre rizas. Y para cuando, si quieren llegar a juzgarme, ya voy a estar muy lejos del país, trabajando con o sin título. Pta, qué suerte la mía, me cae.
Tengo el plan bien elaborado. Este plan no nació por culpa del grosero de ayer, pero dados los últimos eventos en casa de mi vieja, que los suegros se pusieron de mamones hijos de la desesperada, mi muñeca me comentó que se iba a salir de su casa, pero no de esas salidas dignas de: ya no quiero vivir aquí. No, ella se tiene que escapar. Y me dijo: pues me robas, ¿no? ¡Claro!, le dije, pa tener al comandante tras de nosotros. ¡Ni madres! Pero ella me sorprendió. Ya tenía el helicóptero listo... el helicóptero listo... No mames, de ¿cuándo a acá se mueve en helicóptero, a quién conoce, qué pedo con esta chava?
Total que su padre biológico (eso explica muchas cosas) es un gran empresario en Asia, un cacagrande en un superedificio de gente superchingona, según esto. Yo sigo sin creerle, pero bueno, es bienvenido. La bronca y lo que más me hace querer largarme ahora de aquí, es que hace una semana, en una de mis visitas prolongadas a casa de mi chica, ella me manipuló hábilmente, como siempre hace, para que me dieran ganas de hacer el amor, ahí merito, en el estudio del comandante. Jija de la fregada... pues sí me la tiré... perdón, le hice el amor, y el comandante nos descubrió por medio de una cinta de seguridad que tiene ahí en su estudio.
Pta madre, ni qué cara ponerle al güey, no por el hecho de que me vio tirándome a su hija, a su preciosura que nunca crecerá, sino por la manera... n´ombre, si les contara. Fue brutal. Aunque, ahora que lo pienso, creo que ella lo tenía anticipado. Hasta le actuó de más, me cae, se me puso bien, bien locochona, gritos, nalgadas, mordidas, apretones y posiciones que uuuuta... ¿y yo? Pues bien servido.
En fin, hoy huimos al Asia, a ver si toda esta historia es verdad. Con que lleguemos me doy por bien servido, porque este proyecto que voy a presentarles a estos profes que se van a comer mis pastelitos mágicos... pta, ya quiero ver cómo se ponen, bueno, les contaba, este proyecto ya lo tengo comprado, en Asia, firmado y todo, ya hasta me dieron un adelanto. Tengo un montonononón de lana en mi cuenta bancaria. Espero poder llegar a Asia y construirlo, pero eso será entonces. Lo que quiero es ver cómo se ponen los profes.
Ah, qué pedo con este día.
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