Todo el día de ayer anduve con una extraña sensación de olvido, considero que es de mis mayores miedos, si no es que el mayor. Ser olvidado por la gente a la que verdaderamente estimo. Ser olvidado como últimamente he estado haciendo con este blog, o al menos en apariencia. No es que lo haya olvidado, es que ocurren cosas en la vida que frustran mis intentos por hacer algo, pero bueno... qué pinches emo me estoy viendo.
Todo culpa de mi maldito sueño. Durante el día varias cosas pasaron que frustraron intentos de querer crear, de querer explorar, simplemente de querer hacerlo. Pta madre, para cuando llegué a la casa, ni tomé la guitarra, ni hice los ejercicios nocturnos, nada de nada. Con toda el hambre que traía y la inmensa hueva, coraje y frustración que cargaba... voy volviendo a odiar a la gente.
Iba muy bien, chinga, iba bien. A todo dar, con tantas ganas de emprender, de partir, no de pinches quedarme estático, carajo!!!! Calma calma. Soñé que todas mis obras y todas mis canciones eran quemadas, que yo no existía, siendo esto no en cuestión de que yo haya muerto, sino que nunca hubiera existido, ya ni como un pedazo de metal oxidado, un coche viejo al que el anciano mira con ese brillo de la nostalgia, recordando todas sus aventuras en la máquina. No, yo soñé que no había absolutamente nada que llevara a mi recuerdo, nada que llevara a mi, nada de nada... uuuuuufffff, eso sí que da miedo. Aunque diga que lo que importa es el presente y que la chingada y que tú las traes... ¡pamplinas!, al menos yo sí me ocupo para el futuro, en especial para el futuro que habrá cuando yo ya no viva.
Ya no quiero seguir con estas ideas. Cambio de cassete.
Ya estuvo, el panorama cambió con un viajecito para dejar a una compañera de trabajo a x punto de la ciudad, una cantadita de regreso, porque los vehículos de la chamba no tienen estéreo, así que todo pinta un mejor color. Nomás es cosa de no clavarse, siempre lo hemos dicho. Pero bien, ¿qué sería de nuestras vidas si no nos claváramos en nada?
No, ya, este escrito apesta, apesta sobremanera, mejor los dejo con un poema para no tener un intento totalmente fallido por subir algo al blog. Por cierto, el 12 de septiembre empieza la feria del libro, asistan, compren, lean, instrúyanse, construyan. Va a cambiar de sede, ya no será en el Museo de las Aves sino en el Museo del Desierto, esto es bueno ya que implica que estará más grande, probablemente vendrán más editoriales, ya veremos. Los invito a que asistan, la entrada es gratis. Bueno, va, el poema.
En tus ojos perdería mi fama
para que no me distrajera,
y así, libre de enredos, pudiera
dedicarme, por entero, a mi amada.
De entre todos los días que nos quedan
sólo uno de ellos te pido.
Verás, que estando conmigo,
ese día valdrá tu vida entera.
Si tras meloso día, amanezco,
mi corazón prendido estuviere,
si bien no te conservo en mi lecho
te buscaré hasta el día que te entierren.
*Nótese que la amenaza del final puede arruinar el principio para aquellas chicas que pensaban que esto iba a ser algo muy meloso. Pero es tan simple como decir: si un día no funcionó, no quiero volver a intentarlo ya que no funcionará por siempre. Pero te amo tanto que nunca te olvidaré. Mi vida entera la pasaré esperando a que te mueras para ir a saludarte, así sea la muerte lo único que nos pudiera separar, contra la muerte no hay competencia, en cambio, si te fuera a visitar antes de que murieras, nos tendríamos que decir adiós por cosa nuestra.
jueves, 4 de septiembre de 2008
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario