lunes, 19 de octubre de 2009

Temor a perder

Esto va para todos aquellos
que le temen al amor por temor
a perder su libertad.
Amar, de verdad, no es compromiso,
es entrega a tus deseos más entrañables.
Amar es servir tu corazón emotivo
en la más honesta de las vajillas,
sin esperar recibir las gracias
mucho menos una propina.
Amar es un regalo, no se alquila,
no se humilla pues nunca se disfraza,
no lleva máscaras ni cuetes para la grilla.

No se limita a esperar, ni se detiene a pensar,
pues sabe exactamente lo que quiere.
No está dispuesto a quedarse atrás
y cree que una vez llegando todo lo puede.

No se hace pendejo ni saluda de lejos
sin pretender llegar hasta ti.
No se pasa de largo fingiendo retraso
No le da miedo mostrarse sincero,
torrencialmente buscando un frenesí.

No se acobarda ni se amuralla,
ni se toma las cosas con calma
ni se vuelve loco pues nunca ha sido cuerdo.

El amor es más que un simple elemento
así que no puede extinguirse,
se confunde, se dilata, pero sabes que siempre está ahí,
por más que le quieras dar la espalda.

El amor no te abandona a tu suerte,
la rechaza pues no la necesita.
El amor es ese silencio que grita,
ese dolor detrás de la risa,
esa lágrima de corazón fuerte,
ese candor delante del fuego;
esa vergüenza que toma el escenario,
ese valemadrismo contra el descaro,
ese motivo que nos mantiene vivos
contrarrestando el pesar de todo duelo.

Es esa grieta que se aprieta cuando nos falta el aire,
ese remo, ese soplido, esa corriente inagotable.
El amor no se baña en su propio alarde
pues sabe que a veces acarrea fatalidades.
No lo culpes, no le temas, no lo pretendas abandonar
pues algún día, puede llegar a tu puerta
y tocará quien te pretenda enamorar.

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