Topoto llega a su humilde departamento que comparte con su cuatazo Polepo. Sí, Polepo no ha muerto, no fue arrollado en la carretera como vil carroña por ese trailer mientras el trailero se echaba una raya de coca pa no quedarse dormido, mientras Polepo escapaba del manicomnio donde lo tenían recluido por ser un genio, de esos genios que amenazan a la sociedad con una verdad que alteraría la falsa realidad en la que se vive. Falsa realidad que ha dado cierta tranquilidad a la gente que simple y sencillamente no podría tolerar la verdad, porque la gente no quiere ser libre de sí misma.
Polepo, pues, se encontraba viviendo, de momento, con Topoto. Topoto llegó algo alterado, descolgó su guitarra de su hombro y la recargó en la pared, hizo un esfuerzo para no aventarla como aventaría las cosas cuando su estado mental es inestable, pero se trataba de su guitarra, tenía que hacer un esfuerzo, su guitarra era su vida, o al menos, el medio por el cuál quería vivir. Su guitarra y su pluma. Por eso había viajado tan lejos de su patria y de su gente, para vivir de su música y letras. Bien sabía que en su tierra la gente no estaba preparada para concebir y mantener a un artista de su calaña, de su nivel, con la propuesta que traía, cualquiera que sea la que trajera, ese no es el punto.
Después de no azotar la guitarra, fue al sillón y ahí si se dejó caer, se azotó en la comodidad de lo que conocía por hogar para pensar a gusto. Pudo haber caminado por las calles para ordenar ideas, pero con Polepo ahí, era mejor ordenar las ideas con su cuate, el genio, prófugo de manicomnio.
POLEPO: ¿Qué traes, maestrín?... ¿Cómo te fue?... ¿Nada de nada?, vaya vaya, entonces algo muy fuerte pasó. ¿Gustas compartir?
TOPOTO: ¿Por dónde empiezo?
POELPO: Por el inicio, es mejor para no revolver al oyente.
TOPOTO: Es que no sé exactamente cuál es el inicio. Ya le di muchas vueltas al asunto camino a casa y ps me revolví todo.
POLEPO: Si, traes esa mirada locuaz característica del muchacho incomprendido.
TOPOTO: No es que me sienta incomprendido, es que acaban de sacudirme el tapete.
POLEPO: ¡Qué bien, una chica, al fin!
TOPOTO: No, no es una chica. Fue algo así como que una cuestión que me hizo dudar de mi mismo, ahora yo no sé bien quién soy y más importante, qué es lo que quiero.
POLEPO: Ps qué pasó, mano, si no cuentas, no puedo ayudar ni opinar, nomás puedo seguir sacándome este moco que nomás no se deja, el canijo.
TOPOTO: A ver, ahí te va. Lo voy a contar como se me venga a la mente, así que ponte buzo.
POLEPO: Venga... no, no, no, aguanta. ¿No quieres un toque?
TOPOTO: Al ratito, pa razonarla, primero la cuento pa que no se me olvide.
POLEPO: Ya vas.
TOPOTO: Estaba yo en la plaza, esa donde me pongo a tocar pa pedir unas monedas. Y ps la onda iba regular, ni mucha lana ni poca, iba como a la mitad de mi repertorio cuando va pasando un hombre vestido con turbante. Iba muy apurado el güey, y ps no sé por qué pero me le quedé viendo, estaba viendo un par de chicas pomposas que iban pasando, pero este güey me llamó más la atención.
POLEPO: Grueso.
TOPOTO: Sí, grueso. Total, que el tipo este como que traía prisa. No sé si venía huyendo, o apurado por algo, vale madre, pero ya sabes que uno abre los ojos y oídos pa conocer parte de la historia e inventarse una rolita.
POLEPO: Claro.
TOPOTO: Ps el tipo este dejó caer... no me importa si me lo crees o no... una lámpara mágica.
POLEPO: Te creo.
TOPOTO: Por esa cara, hiciste un esfuerzo por creerme, como que no me creíste al principio, pero como no me importa si me crees o no, sigo adelante.
POLEPO: No, sí, te creo. Una lámpara mágica. Nomás me estaba haciendo la idea en mi cabeza para visualizar la onda. El hombre del turbante, apurado, tú tocando tus rolas, la plaza, el sol, las chicas pomposas de buen ver, la lámpara mágica. El Destino.
TOPOTO: ¡Puta madre! El Destino, precisamente. La lamparita esta cayó justo dentro de la funda de mi guitarra, como si fueran monedas que el tipo este me estaba dejando. Yo dejé de tocar en el instante... sentí, no sé, eso que se siente cuando reconoces una señal, ¿sabes? Y estuve a punto de avisarle al señor que había tirado su lámpara pero no lo hice... las voces en mi cabeza me lo prohibieron, pero bien machín. Me gritaron. Y yo me paralicé. Dejé que las cosas pasaran. Así nomás, me dispuse a ser un vidente, como fotógrafo de guerra, sin saber que la guerra iba a pasar dentro de mi, conmigo, para mi.
“Entonces... pta, me cae que no había fumado nada, ni tomado siquiera, y no ando crudo, ¡fue real, caon, fue real!”
POLEPO: ¿Qué cosa?
TOPOTO: Salió un genio de la lámpara. Ahora, no importa si lo crees o no, no importa toda la historia, lo que importa es la situación en la que me puso.
“Este genio me pidió que lo liberara, y ps lo liberé, de buena onda, ¿digo, qué me costaba? Así igual y me hago de un camarada, recuerda la historia en la que el detective se salvó el pescuezo porque sus vecinos con los que se llevaba bien le tiraron un paro. Ni pensé en el detective, simplemente de buena onda lo liberé. Y el genio se fue.”
POLEPO: Me la pones difícil, mano, no sé bien cuál es el gran dilema de esta historia.
TOPOTO: Aun no llego a esa parte.
POLEPO: Ah, okei, perdón.
TOPOTO: Ps el genio se fue, yo me quedé pensando ¿acabo de vivir lo que acabo de vivir, o ando bien rolado y todo fue una alucinación? Decidí tomarlo sin más ni menos y seguí tocando. El resto del día iba pasando normal hasta que ya al final, estaba tocando la última rola y se vuelve a aparecer el genio. Y que me hace la proposición más densa que me han hecho en mi vida, caon, en serio, la más densa. Me dijo que me había estado escuchando y que sabía que yo creía que yo tengo talento pa esta onda, pero que con talento no siempre la haces.
POLEPO: Triste e injusta realidad, pero realidad a fin de cuentas.
TOPOTO: Exacto, entonces me propone darme la mejor de las suertes, la más cabrona, inacabable, intachable de las suertes, de esas que hasta cuando te va mal, te va bien.
POLEPO: La conozco.
TOPOTO: Ps me propuso darme esta suerte, con la que de seguro yo la podría hacer en el medio, pero me quitaría mi talento.
POLEPO: Aaaaaaaaaaaaaaaaa cabróooooooooooooooon.
Topoto se quedó con la mirada perdida, justo como en el momento en que le habían propuesto eso, cambiarle su talento por la mejor de las suertes. Polepo se había parado de su asiento, y caminaba por el pequeño departamento, no podía caminar mucho por todo el tiradero que había, los libros y revistas, las hojas con escritos y dibujos. Daba vueltas y vueltas mientras su cabeza también daba vueltas y vueltas como trompo.
TOPOTO: Ahora sí te acepto ese toque.
POLEPO: Si, claro, mano, ¿cómo no?
TOPOTO: Tons, ¿cómo la ves? Ta cañón, ¿no?
POLEPO: Pues claro. ¡Qué buen desmadre te armó este geniecito, eh! Primero que nada, ¿estamos de acuerdo en que el talento es la capacidad para hacer bien alguna actividad?
TOPOTO: De acuerdo.
POLEPO: Partamos de ahí. Si no tienes capacidad para tocar la guitarra, vas a tocar pura basura, ¿cierto?
TOPOTO: Voy a tocar pura basura, pero voy a hacerla, voy a vivir de ello, sin broncas, aunque sin caprichos. No voy a ser una super estrella, pero sí una estrella casual, estrella a final de cuentas.
POLEPO: Pero, a ver, ¿cómo está la onda de la suerte?
TOPOTO: Ps que los productores van a ver en mí algo muy bueno, me van a contratar, le voy a gustar a la gente, por razones que no tengan que ver con mi música, sino con su percepción de ella. Osea, cada que tenga una tocada, al final yo voy a sentir que lo que toqué no es genial, igual y bueno, pero no genial, pero la gente me va a aplaudir como si lo que acabara de tocar fuera una gran obra de arte.
POLEPO: Ese es un escenario, ¿no? Que tu sientas que no tienes talento.
TOPOTO: Sí, que todo el mundo pueda apreciar de mi música, menos yo, porque sentiría y sabría que no tengo talento.
POLEPO: Entonces, ¿podría llegar el día en que tu te des cuenta de esto, y que hicieras, intencionalmente, una aberración a la música, y con todo eso, a la gente le gustaría?
TOPOTO: Sí, les gustaría.
POLEPO: Entonces, cualquier cosa que hicieras, sería un éxito.
TOPOTO: Ps sí.
POLEPO: Piénsalo, eso te liberaría, podrías experimentar en lo que quisieras, podrías crear nuevas ondas, nuevos métodos, podrías hacer lo que quisieras con la música y crear tanto, tanto.
TOPOTO: Pero sería como un fraude, ¿no?
POLEPO: Fraude, ¿por qué? Si tu eres consciente de que estás haciendo basura, o que estás experimentando, si eres fiel a ti mismo, no serás un fraude. Un suertudo no es un fraudulento.
TOPOTO: Pues sí, pero, ¿cómo voy a sentirme bien si siento que no tengo talento?
POLEPO: Ah, ahí tienes un buen punto. El sentir. ¿Cuándo dejas de sentir que tienes talento? ¿Cómo sabes si tienes talento o no? Si a la gente le gustas, ¿tienes talento?
TOPOTO: Bueno, pues puede ser, pero yo voy a seguir escuchando mi música y decir que no es buena, porque no tendría talento, al menos para mí, y dejaría de sentir esa satisfacción de cuando acabas una canción y sea como sea, te sientes satisfecho porque está acabada. Y si fuera un suertudo, igual y le dejaría de echar ganas y sentimiento a mis rolas, porque ya sé que como quiera van a pegar.
POLEPO: Ah, otro gol para ti. Pero no te me adelantes, estábamos en algo bueno. Eso de escuchar la canción después de hacerla y que no te guste, okei, es válido. Igual y no te gusta cómo quedó al final, pero qué tal en el momento en que la estás haciendo, mientras se está cocinando, mientras la trabajas y la sientes por tu cuerpo y la sacas en la guitarra y las letras? ¿Qué tal ahí, se puede disfrutar de hacer algo por el mero hecho de hacerlo y no sólo por el resultado final? Porque puedes creer y sentir que estás haciendo una gran obra de arte, mientras la estás trabajando, y al final, darte cuenta de que no es sino una canción más.
TOPOTO: Entonces, ¿a lo que vas es a que el placer puede recaer en el mero hecho de componer una rola, y escucharla ya está de más?
POLEPO: Puede ser un avance, porque, digo, si aceptas esto de la suerte, te vas a sentir miserable cada vez que escuches tus canciones, entonces podrías ya no estar haciendo lo que te gusta hacer, pero si te gusta simplemente hacerlo, poniendo a un lado el resultado final, ps puede que te vaya bien. Si no, vas a vivir frustrado, haciendo lo que te gusta hacer, pero sin que te guste a final de cuentas. ¡Que cabrón!
TOPOTO: Entonces, no debería aceptar y rifármela con lo que yo creo tener de talento, a ver si puedo hacerla.
POLEPO: Ahí va otro punto a tratar. Con esto de la suerte, se supone que ya la tienes hecha. Es que... si lo pensamos, hay que ver qué es lo que el genio este considera talento. El talento no deriva de lo que uno se considera, uno no puede juzgarse talentoso o no, uno, como artista, simplemente quiere expresar y si siente, hazle caso a la palabra siente, si siente que está logrando expresarse por medio de su arte, no le veo otra para estar complacido consigo mismo, el talento viene siendo como punto y aparte.
TOPOTO: Entonces, debería aceptar.
POLEPO: No, manches, no me preguntes eso, yo no soy el artista. Hay quienes creen que el talento es la esencia misma. Si me lo propusieran a mí, yo creo que no aceptaría, la suerte, aunque fuera mágica, podría tornarse aburrida si siempre, siempre, sabes que te va a ir bien. No me lo tomes a mal, pero a veces es chido andar en la cuerda floja sin saber si vas a embarrarte en el suelo o si la vas a lograr, eso es la sorpresa, no la mera idea de que no sabes qué va a pasarte sabiendo que te va a ir bien. Si sabes que te va a ir bien, a huevo, ps como que le quitas puntos a la sorpresa. Aunque, te digo, puede ser muy divertido y vasto. Pero yo, personalmente, no es lo que busco, la verdad que yo busco debe andar en otro lado. Debe de estar del otro lado del caos, y si siempre cuentas con esta “suerte” vas a poder evitar el caos o no tomarlo en cuenta, puede que quieras morir después de creer que has vivido tanto, siendo que te faltara tanto, tanto por conocer, lo que precisamente, esta “suerte” te evitaría llegar a conocer.
TOPOTO: Ta cabrón.
POLEPO: Ta cabrón, sí. Mira, ahí te va una frase de un tal Publio Siro que me parece acertada y muy interesante. Dijo “así como el ignorante está muerto antes de morir, el hombre de talento vive aun de muerto”.
TOPOTO: Chido.
jueves, 23 de octubre de 2008
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