Un animal se arrastra en la fosa
sin tener pendiente lo que carga a cuestas,
sin tomar apunte de lo que ve pasar.
Ciego a la deriva de un remoto olvido.
Auténtica maraña drogada y desdeñosa.
Me pierdo, sigiloso, en su mirada callejera.
Siempre tan filosa,
alguna vez lumbrera.
Un espejo me descubre
mientras huelo cómo queman mi bandera.
viernes, 24 de abril de 2009
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