martes, 2 de febrero de 2010

Soñé que te hacía llorar

Soñé que te hacía llorar
y estaba devastado por ello.
Por cada lágrima tuya
todos los azotes para mí.

Escapé de mi miseria
despertando a la vida
sin encontrar sonrisa
capaz de subsistir,

que me pudiera durar
sólo por ella sola
pues sabía que tenía
que hacerte llorar otra vez.

Sin una sola pizca de fuerza,
maniatado y con la soga al cuello,
éste soy yo, haciéndote llorar,
sacrificándome en el intento,
lastimándote de momento,
para pedirte que me salves
y que rescates lo que pretendes
lograr con lo nuestro.

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