domingo, 15 de noviembre de 2009

Por el rabillo del ojo

Por el rabillo del ojo veo monstruos que se esconden,
pero en toda mi pupila siempre estás tú.
Por debajo de mis alas hay estrellas que respiran,
pero en la punta de mis cuernos siempre estás tú.
En el calor de mis brazos hay perlas latentes,
pero en la cama de mi dicha,
en la sazón que detalla mis restos,
conmigo en todos los espejos,
en el aroma que me hipnotiza,
ahí quiero que esperándome te encuentres.

¿Quién eres, qué has cumplido y qué pretendes
hacer conmigo y hacer de mí?
Lo tienes. Lo has vendido y lo presumes,
sus latidos sucumbidos, su reír.


No juegues, te lo pido, sin invitarme
a la función de mi paseo por tus recuerdos.
No brindes a mi olvido con copas de antes
si lo que pretendes es tomarme el pelo.


A la memoria del faro me arropo,
memoria que sólo de noche se prende
y aprende a guardar silencio.

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