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jueves, 4 de diciembre de 2008

de cómo se hace una banda toma 2

Buenas, buenas. Las que sean, pero que sean buenas de preferencia, si no lo son, ps ni modo, muy bronca suya.
La banda ya se va formando, aunque aún no se forma nada, igual y apenas es la idea. Les voy a contar lo que llevo.
Una amiga me conectó con un amigo suyo que toca la guitarra. Todo es bueno, me supuse, cualquier músico puede aportar, nomás que este cuate dijo que él tocaba metal y que quien sabe si pudiera hacer algo con la banda uniforme de música experimental que se cocina en mi cabeza. ¿Ps qué pasó, mano? El que quiere tocar, toca. La actitud rocanrolera, melancólica, pachanguera, ida y desmadrosa cuenta mucho. Por eso he decidido no llamarle a este tal sujeto hasta que ya tengamos algo bien formado.
Al Malamen ya lo conocen. Él por supuesto que está invitado. Alguna vez enfiló con Fausto donde tuvieron, tuvimos (aunque yo no tocaba instrumento), buenos momentos. También formó parte de mis varios fracasos y varios nombres de bandas que nunca llegarían a conocer el calor de un escenario.
Yo lo invité como bajista, pero el César dijo que el Malamen es guitarrista. Bueno, ps que la haga de las dos.
El Pioser, el ser que pía. Lo cité en un tributo a Pink Floyd, donde varios músicos locales se aventaron el Dark Side of the Moon en el Ágoras. Platicamos, lo vi entusiasmado, ávido y disponible de tiempo. Hasta me dijo que uno de estos días debería (yo) de ir a su casa para escuchar algo del material que estaba formando. Dijo algo así como que sonaba como una patada en las bolas para alguien que hubiera estudiado armonía, pero que a él le gustaba... eso me interesó.
El Pioser es como que el músico de escuela. El que le sabe a las armonías y a las escalas y cosas de esas. Que los sonidos asonantes que los disonantes que el bla bla bla. Pero se le ve que trae ganas.
El René que siempre trae ganas. Ya tuvo un bajo, tuvo violín, se compró una armónica y ahora anda con el guiro. Canta y hace ruidos... dice que algún día se comprará una batería. Tiene, ganas, el wey siempre tiene ganas.
El Pinky (esperemos que Floydinsky), contacto de René. Será, en dado caso que sea, el baterista. Según René, el Pinky está disponible la mayoría del tiempo, tiene un taller de madera o algo así donde tiene sus bocinas, la batería y mezcladoras, ideal lugar para ensayar.
Hay otro wey a quien no conozco. También me lo contactó una amiga. Me dijo que era ingenioso, creativo y que cantaba. Anda buscando banda. Le interesó cuando le dije que quisiera que una de las más grandes influencias de la banda fuera Pink Floyd.
Tan pronto acabe con todo el tedioso trámite de sacar una carrera y tener un título de licenciado, iremos con el Pinky. Iré a visitar al Pioser y haré pa que nos juntemos todos, instrumentos en mano, pa ver qué sale.

jueves, 6 de noviembre de 2008

De cómo formar una banda

¿Banda de qué?, me preguntaban las tantas personas a las que les preguntaba si conocían a algún músico que quisiera formar una banda. ¿Ps qué importa? Una banda experimental, de todo se vale.
Ya a estas alturas de frustración que parece impenetrable e inviolable -como una que otra monja, de esas que ni aunque se te pongan de rodillas, nieguen a su dios y te proclamen amo y señor de todas las cosas-, uno busca por los medios más desesperados encontrar gente afín con la que pueda hacer una banda de música experimental.
Pensé que la cosa era conocer músicos que quisieran formar parte de una banda, ese es el primer paso, conocerlos. Como no conozco tantos, me puse a preguntarle a una muy buena parte de gente que conozco, si ellos conocían algún músico que quisiera formar una banda, para entonces ponernos de acuerdo y ver si se arma el proyecto o no. No se puede perder nada, supongo.
Así que en un jalón, de esos arranques de histeria y conmoción que lo mueven a uno por lares insospechados, me puse a preguntar.

Lógicamente yo tengo mis influencias, gustos y métodos que quizás iré a plasmar en el ambiente y la música, la banda en general, dado el caso que se logre esta idea. Así como espero que los demás miembros lo hagan. Ese, considero, puede ser un problema, dilema, situación, asunto que tratar y tratar a fondo, al menos por mi parte.
Si no se siente a gusto tocando, ps ni para qué tocar.
Entonces surgen dos cuestiones ¿quieres una banda para hacer música?, o ¿quieres una banda para cotorrear y divertirte? Lo ideal, lógicamente, es encontrar el equilibrio perfecto, pero... no me voy a meter en eso. Algún punto debe de ganar. La cosa no es encontrar el equilibrio, sino conocer y tener en cuenta hasta qué punto puede estirarse una cuestión para darle en la madre a la otra; hasta qué punto, la banda es seria y musicalmente progresiva y generativa sin tener que llegar al tedio y a las enojadas, a las llegadas tarde y a los valemadrismos de parte de unos que fastidian a otros, broncas tontas y lelas que pueden acabar en disolución y problemas. O, por otro lado, hasta qué punto no hay bronca, venimos a cotorrearla, vamos por unas chelas mientras este güey se digna en aparecer, total, ni que en verdad quisiéramos hacer algo de nuestra música. Hasta qué punto llega una cuestión y hasta qué punto llega la otra.
Un cuate ya empezó con sus trance-psycodelic-electro-rock-bullshit. Y a carcajadas mentales pienso: “¿ps qué no querías un grupo experimental?” Ps si, mano, pero como mencioné antes, tengo mis influencias, gustos y métodos y si de plano el experimento no me agrada, ps a la goma. Lo irónico es que este cuate es el primero que me dice “sí, sobres, vamos, que se haga”, con muchas ganas y empeño, y yo ya estoy poniéndole trabas al asunto. Pero ya le dije que va, voy a escuchar ese trance-psycodelic-electro-rock-bullshit, con todas las del haber de que estoy casi seguro de que me negaré a participar en ello, aunque eso implique que vaya (cuando lo vaya a escuchar) programado a que no me guste. No me importa, si ha de gustarme, me gustará, con o sin programación mental de valemierda.
Es todo por ahora, a ver qué sigue.