jueves, 18 de junio de 2009

Hacerse del rogar es una tendencia retrógrada y cruel

Hacerse del rogar es una tendencia retrógrada y cruel.

Hacerse del rogar demuestra miedo e indecisión. Demuestra que la persona no está dispuesta a dar lo que está pidiendo a cambio

Hacerse de rogar es un mecanismo de defensa, pero los mecanismos de defensa no se utilizan hasta que uno ha sido dañado. Es como poner las manos ante una caída para amortiguar el golpe. Pero, ¿es una relación una caída? Si tomamos una relación como una caída, entonces sí, pongan las manos porque se van a dar un golpe, pero si tomamos una relación como una caída, entonces, ¿para qué entrar en la relación? La relación no debería ser tomada como una caída, sino al contrario, como un aliviane y algo que te hace crecer.

Hacerse del rogar es como la esclavitud.

Hacerse del rogar provoca una cadena de sucesos que acaba en que todas las personas se tornen a la defensiva para acabar convirtiéndose en hostiles.
Primer acto: Ella es chida, él la trata mal, ella sale lastimada.
Segundo acto: Ella conoce a otro vato, ella es chida, pero por lo que le pasó anteriormente (creyendo ser inteligente y evitando caer en el mismo error) se hace del rogar, él la trata bien pero ella no sabe que él la va a tratar bien y se sigue haciendo del rogar; a ella le gusta que él la trate bien y cree que la trata bien porque hacerse del rogar le está funcionando y no porque en verdad el chavo sea bueno con ella; el chavo se harta de que la chica se haga del rogar y cree que ella no lo considera suficientemente bueno para ella y se rinde.
Tercer acto: Ella se pone triste porque él ya no hizo por ella; él se va con sus amigos que lo emborrachan y le dicen que las chavas no valen madre y que los hombres son los que se deben de hacer del rogar; ella está triste porque sabe que la cagó en su afán de querer hacerse del rogar, va con sus amigas y éstas le dicen que si el chavo no insistió era porque no estaba lo suficientemente dispuesto a estar con ella.
Ahora tenemos dos personas que se hacen del rogar y menos relaciones en su futuro, cuando pudieron haber tenido una muy bonita relación si se dejaran de tendencias como hacerse del rogar.

Y luego viene la tristeza.
Estás triste porque acabas de romper con tu vato... estás triste porque lo sigues queriendo y crees que hay una posibilidad de volver. Estás triste porque no te atreves a intentar esa posibilidad. Estás triste porque te das cuenta que tienes miedo de ese cariño o amor que se tienen y que por tanto no lo mereces.
Estas triste porque sabes que no lo mereces porque no te atreves.
Estás triste porque te das cuenta de que te engañaste a ti misma y no te rendiste al amor como hubieras deseado, porque de lo contrario, irías tras él y harías lo posible por volver. Ya después de haberte arrastrado como pendeja y que el wey no te quiso de vuelta, ps ahí sí ya ni modo, pero dejas de estar triste porque sabes que lo diste todo
Y la tristeza se convierte en coraje.
Coraje contra el tipo pendejo que no sabe lo que está dejando ir.
Es más fácil lidiar con el coraje que con la tristeza
El coraje te pone activo, te da energía, hace que te muevas y salgas y veas y vivas y hagas. La tristeza te tumba, te derrumba y te hace ver patético.
Ese ejemplo vale para los dos sexos.

Esto es sólo por citar algunas situaciones... hay más y se peores, pero nunca se pone mejor el asunto, así que déjense de pendejadas y tomen lo que quieren si lo tienen enfrente.

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