Derroche de soledad
cuando la tristeza no llega a tiempo.
Derribo de nostalgia,
la agonía del chambelán.
De cualquier modo,
se despide, como el viento;
criminal desasosiego
montado en tempestad.
Como un recuerdo
que nunca saldrá del cajón del olvido,
como un respiro
falto de toda humanidad.
Como un lacayo
condenado a no pasar del suelo
que delimita una vaga e intangible realidad.
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